El amor se ha roto, tras más de 80 años de matrimonio. La relación especial de Estados Unidos y Europa, que se selló con la sangre de millones de jóvenes soldados en la Segunda Guerra Mundial, ya no funciona. El divorcio ha sido unilateral: la nueva Administración de Donald Trump ha empezado a maltratar al Viejo Continente, insultando a sus líderes y entrometiéndose en sus procesos electorales para apoyar a los partidos más extremistas, alineándose con Rusia en la guerra de Ucrania o intentando dañar su economía con una guerra comercial inédita.

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