Al abrir Google y ver las noticias que uno va scrolleando, no puedes más que sonreír o cabrearte, no cabe la indiferencia. Un ejemplo: «Una psicóloga dice que cuando uno no está bien, mi cerebro me hace percibir el entorno como mucho más amenazante y me voy a comparar con los demás, no para aprender de ellos, sino para destruirme». La noticia es del periódico «La Vanguardia», pero bien podría ser de la revista «Pronto», si es que aún existe. Esto sería como decir que: «si ahora me apetece una cerveza es porque mi hígado lo está pidiendo a gritos, aunque yo no lo sepa». Y es que el discurso del reduccionismo biologicista, es tan sumamente repetitivo y simplón que cala en una gran parte de la población, en parte porque te exime de asumir cualquier responsabilidad sobre tus acciones, y también por vivimos en la era de que todo se tiene que explicar de una manera fácil, rápida e infantil.
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