Su caso es algo así como el de la conquista asturiana en Madrid. Conquista animal, claro. “Vimos que había una oportunidad y nos lanzamos”. Lo dice Carlos Iglesias (Oviedo, 1995), que es el director de las clínicas veterinarias IVET Madrid, que este mes de febrero cumplen tres años de existencia a “a pleno rendimiento”, según dice su propio responsable. Esta expansión a la capital no es habitual. La historia es familiar, ya que el padre y el tío de Iglesias dirigen dos clínicas en Asturias, en Ribadesella y Posada de Llanes y atesoran ya más de cuatro décadas en el sector. “Mi primer objetivo era acabar trabajando con ellos”, recuerda Iglesias, que estudió en Madrid y también se formó en Valencia, Brasil, Oporto o Valencia. Al acabar estuvo trabajando en Madrid y ahí fue cuando vio la posibilidad: “Vi que podía haber espacio para que la marca familiar desembarcase en Madrid”.

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