Según el BCE el incremento del Producto Interior Bruto de España, muy superior a la media de la UE, se explica sobre todo por el crecimiento de la población inmigrante, o, lo que es igual, sin dicha aportación no se habría producido esa mejora de nuestra economía. Según el mismo estudio –firmado por el propio director general económico del Banco– en países con la economía estancada, como Alemania, esa misma aportación ha evitado su desplome. Otro hecho que no cabe discutir es que en algunas regiones sumidas en grave crisis demográfica –como, entre otras, es el caso de Asturias– la inmigración ha contenido la sangría poblacional e inducido un leve repunte. Son datos que deberían ser asumidos de forma políticamente transversal. En materia de migración sin duda se pueden hacer mejor las cosas –ese debería ser el campo de juego político– pero salvando la premisa mayor: que la necesitamos.
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