El acceso a Mareo cuenta con dos zonas para el aparcamiento, principalmente. Una de ellas es privada y está revervada a futbolistas y empleados del conjunto rojiblanco. La otra, abierta al público, se dedica a los visitantes. En esta última hay futbolistas que, por diferentes razones, acostumbran a aparcar. No es nuevo. Lleva sucediendo desde hace muchos años. Unos lo hacen por constumbre. Cada vez menos. Otros, por situarse más cerca a una de las puertas que dan paso a las oficinas. Hay quien lo agradece, especialmente los aficionados, que tienen la oportunidad de poder acercarse a sus ídolos de una manera más natural. También porque permite disfrutar, más de cerca, de algunos vehículos de los futbolistas, habitualmente llamativos por su equipamiento, por su diseño o por su modernidad. Este jueves, aparcado ante las oficinas, había uno especialmente singular: un Seat 600. No tardó en acaparar miradas.

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