Son las siete de la mañana y las calles están repletas de personas ataviadas con mallas de colores y bolsas de deporte. Algunas, además, también llevan el maletín con el portátil, por si es posible agendar una reunión de trabajo a primera hora. Son los nuevos deportistas que se ven en las grandes ciudades: buscan un lugar acogedor donde puedan completar una (o más) sesiones de mantenimiento sin perder el tiempo.

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