En la manifestación del pasado 8 de marzo en Gijón por los derechos y la igualdad de las mujeres, que deben de ser defendidos y respetados por todos, como hacía el calumniado Pablo de Tarso, defendiendo siempre a las mujeres, se produjo un hecho que ha provocado la indignación de buena parte de los gijoneses y asturianos. Un grupo de feministas radicales y portavoces de la ideología de género, según los esquemas del relato del «wokismo», se infiltró en la manifestación para atacar las creencias y sentimientos de la mayoría de guijones mofándose de la Santina de Covadonga. Igual que lo hizo hace décadas un premio Nobel locuaz e intemperante descalificando a la Santina por su baja estatura.
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