Miles de personas pisarán estos días el suelo del viejo astillero de Naval Gijón para ir a una charla, ver una exposición, tomarse un mojito, subirse a una atracción de feria o, simplemente, darse un paseo por la Semana Negra. Nada nuevo desde que el gran festival del verano gijonés tomara El Natahoyo tras sus versiones reducidas de la pandemia. La novedad llegará luego. El desmantelamiento de las instalaciones del evento literario y festivo dará paso a la entrada de las máquinas que acometan la adecuación provisional del espacio, ya municipal, para que pueda abrirse al público como aperitivo de lo que, ya dentro de unos años, será esa nueva trama de ciudad a pie de costa creada alrededor de un polo empresarial de economía azul. Adiós Semana Negra, bienvenido Naval Azul.

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