Cada europeo compró alrededor de 19 kilos de textiles en 2022 y generó 16 kilos de residuos de este tipo, según el último informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). Este alto consumo de moda no solo se refleja en forma de imágenes espectaculares de vertederos de ropa en países como Ghana o en el desierto de Atacama en Chile, sino también a un nivel que no alcanza el ojo humano: en forma de microplásticos.

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