Con la naturalidad y la gracia acostumbradas, el director de escena ovetense Emilio Sagi dejó ayer, en una conversación ante el público en el teatro Campoamor de Oviedo, algunas reflexiones interesantes sobre lo que, a su entender, debe ser la gestión cultural. «Un teatro no es un ente burgués, tiene que ser un espacio de libertad, tiene que tener las ventanas y las puertas abiertas», defendió. «Un teatro», dejó bien claro, «tiene que ser una casa de libertad».

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