Para qué negarlo: el fin de la Navidad deja a uno agotado después de tanto trajín y, por supuesto, con algún kilo de más. La cantidad va en función de lo que uno se haya despistado entre tanta comida y fiesta, pero todo el mundo sufre el toque de la báscula. Los estudios cifran en dos o tres kilos los que habitualmente se suben y un 30% de calorías de más las que se ingieren desde la Nochebuena –o ya antes– hasta el 6 de enero, que se cierra con el roscón de Reyes. Así que el inicio del año llega acompañado de necesarios propósitos, entre ellos, lograr el peso adecuado y deseado y, por supuesto, sin dejar de comer bien.

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