Las partículas que desprenden los neumáticos de coches, camiones o motocicletas al circular por la carretera van a parar a los cultivos cercanos y, de ahí, pasan al organismo humano. Los compuestos que incluyen son a menudo tóxicos y ahora una investigación ha dado a conocer detalles sobre esta amenaza tan desconocida como emergente en Europa.

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