«Me siento orgulloso de ser tenderino. Vine aquí con ganas de trabajar, en una edad muy buena, con cincuenta y pico años y con mi gran vocación que siempre fue ser un cura de parroquia». Alberto Reigada llegó a la Tenderina hace 23 años para ser párroco por primera vez, tras una amplia y extensa trayectoria en la iglesia asturiana. Hace unos meses dio un paso a un lado, por motivos de salud, para quedar en un segundo plano, el de ayudar al nuevo titular, José Manuel de Jesús «Pin», de una de las parroquias más populosas de Oviedo. Pero mantiene la ilusión del primer día por su vinculación al barrio: «Soy un tenderino más».

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