Solo unos pocos norcoreanos disponen de ordenador y el país apenas cuenta con una rudimentaria intranet de anodinas páginas docentes. Es tan paradójico que en ese secarral florezcan algunos de los mejores piratas del gremio global como inquietante el universo de posibilidades que la llegada de la Inteligencia Artificial (IA) le ofrece a su acrisolada pulsión delictiva.

Publicado enOtros Última Hora