Respeto y prudencia. Eso es lo que ha pedido esta mañana la consejera de Educación, Lydia Espina, con respecto al informe que destapa las supuestas vejaciones sufridas por diecisiete inspectores educativos. Lo primero que ha querido aclarar Espina, es que ella no tenía competencia para nombrar a un jefe de inspección: «Se trata de un cargo al que se accede por méritos. No es de libre disposición.», explicó la consejera, al tiempo que asegura que en cuanto tuvo constancia de la existencia de estas quejas, su departamento «abordó el asunto de forma prioritaria», y anuncia que ya han ultimado un plan de acción para mejorar el clima de trabajo: «Todos los inspectores recibirán un formulario en los próximos días para que sean ellos mismos quienes valoren las medidas adoptadas», ha explicado.

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