Salvo una gran hecatombe, Asier Garitano, de 55 años, seguirá en el banquillo de El Molinón. Terminará los últimos cinco encuentros de Liga y después tendrá un verano para empezar de cero su propio proyecto deportivo. En cierta manera, porque se lo ha ganado y porque los rectores del club gijonés observan que se puede construir con él; que no es únicamente un técnico para un rescate, sino que también tiene todo lo necesario para adaptarse a la exigencia que volverá a tener a partir del próximo curso una institución como el Sporting en Segunda División y a la forma de trabajar del Grupo Orlegi.

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