Parece que alguien en Alcon Entertainment se levantó un día, miró el calendario de lanzamientos y dijo: “¿Y si hoy cancelamos un ‘Blade Runner ‘que para eso soy el dueño de la licencia?”. Dicho y hecho. El juego en cuestión se llamaba ‘Blade Runner: Time to Live’, y aunque nunca llegó a anunciarse oficialmente, su desarrollo ya iba lo bastante en serio como para tener nombre, protagonista, premisa y 45 millones de dólares listos para echar a volar. Hasta que le cortaron las alas.

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