Ancelotti se ríe de Janeiro

Ancelotti se ríe de Janeiro

No es sencillo imaginar a Carlo Ancelotti, sumo pontífice del ‘dolce fer niente’, instalado en ese epicentro del estrés que es la Confederación Brasileña de Fútbol. Carletto es un amante de la tranquilidad y los pequeños detalles que convierten lo bueno en excelente. Un horno de leña alcanzando la temperatura perfecta para que la lassagna quede ‘al dente’, o un buen vino abierto para que respire sin prisas para que luego ofrezca todos sus matices en boca. Sin embargo, si no ocurre nada raro se irá a la CBF, que llevas años funcionando como un restaurante de comida basura donde el aceite está quemado, las planchas están sucias y el hielo se deshace antes de enfriar la bebida. Un polvorín de problemas con unos dirigentes acuciados por las prisas y los efectos devastadores de un resultadismo que delata su pésima planificación.